El restaurante ofrece un ambiente de izakaya japonesa, ambientado en las ferias de verano de los años 80 en Japón. La decoración es muy detallada y cuidada, con un montón de objetos, juguetes y dulces en una mesa compartida donde te pierdes en ver todos los detalles. Incluso los baños están bien cuidados. Es el típico sitio para tomarte un montón de fotos.
En el menú se pueden encontrar platos de la gastronomía japonesa más allá del sushi. Se pueden degustar platos como el Ramen, gyozas, takoyaki, yakitori y los undon de arroz con deliciosa carne con verduras. Además, se respetan las recetas tradicionales y milenarias japonesas, donde el caldo del ramen debe reposar durante 12h, los fideos son caseros, la verdura es fresca y de temporada y, la carne es cocinada al calor del caldo de la sopa.
El servicio en el restaurante es de calidad. Los camareros son encantadores y están pendientes de que los platos lleguen en el momento idóneo. Los comensales se sienten muy a gusto y la experiencia gastronómica resulta completa.
La relación calidad-precio de los platos es muy buena. Los platos son de muy buena calidad y el precio es adecuado. Además, tienen un menú del día por menos de 14€ que está bastante bien.
El restaurante tiene una entrada sin escalón, pero los baños tienen escalera. A pesar de esto, el salón tiene doble planta y la ambientación es buena.
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